La conservadora Nueva Democracia de Grecia está preparada para ganar las elecciones del domingo, pero está muy por debajo de la mayoría para una victoria absoluta, sugiere una encuesta conjunta a boca de urna.
El partido del primer ministro Kyriakos Mitsotakis se dirige al 37,5-41,5% de los votos.
El Syriza de centroizquierda del predecesor Alexis Tsipras está muy por detrás con un 23,5-27,5%.
Si ninguno de los partidos puede formar una coalición, los votantes griegos volverán a votar en una segunda vuelta a principios de julio.
La encuesta de salida conjunta, realizada por seis agencias de encuestas, fue recibida con aplausos en la sede de Nueva Democracia en Atenas.
Sin embargo, los expertos han advertido que puede resultar poco fiable porque muchos votantes se negaron a revelar a qué partido habían respaldado.
Uno de los grandes ganadores de las elecciones pareció ser el rival socialista de Syriza, el Pasok, que se predijo que atraería entre el 11,5% y el 12,5% de los votos.
Eso convertiría al partido en un potencial creador de reyes en las conversaciones de coalición con el centro derecha y Syriza en los próximos días.
El centroderecha de Mitsotakis ha gobernado Grecia durante los últimos cuatro años y puede presumir de que el crecimiento del país el año pasado fue cercano al 6%.
Sin embargo, la campaña electoral se vio ensombrecida por una tragedia ferroviaria en febrero que mató a 57 personas, muchas de ellas estudiantes.
Los partidos de oposición destacaron el desastre como un síntoma de un estado disfuncional que se ha reducido hasta la médula después de años de crisis económica y falta de inversión.
Hace cuatro años, ganar el 40% de los votos habría sido suficiente para asegurar una mayoría en el parlamento griego de 300 escaños.
Ahora exige más del 45%, porque el partido ganador ya no tiene derecho a un bono de 50 escaños en la primera vuelta, lo que hace más probable una segunda vuelta.
El líder del Pasok, Nikos Androulakis, puede tener dificultades para trabajar en el gobierno con Mitsotakis debido a un escándalo de escuchas telefónicas el año pasado.
Androulakis cree que el primer ministro sabía que él era una de las docenas de personas atacadas con spyware ilegal.
El escándalo provocó la renuncia de un sobrino de Mitsotakis, que trabajaba como jefe de gabinete del primer ministro, así como jefe de la inteligencia griega.